¡Buenas tardes a todos! ¿Cómo va el fin de semana?
Bueno, esperamos que bien y por si acaso no es así, aquí estamos nosotros para intentar solucionarlo.
Todos hemos oído alguna vez que los franceses son muy estirados, estúpidos o que son un poco guarros, ¿a que sí? Estamos más que hartos de los típicos clichés que se han adjudicado a nuestros vecinos. Y solo podemos decir dos cosas: que la mayoría no son más que eso, clichés; y que a nosotros nos gusta ver estas cosas desde un punto de vista humorístico siempre. Por eso, queremos compartir con vosotros este vídeo que hemos encontrado subtitulado en español.
¡Disfrutadlo y divertiros que es sábado!
Un saludo francesitos.
Cultura francesa
Somos estudiantes de Traducción e Interpretación de francés en la Universidad de Murcia y este es un blog que hemos creado para compartir la información que tenemos acerca de la cultura de Francia con todo aquel que quiera leernos y esté interesado en este tema. Esperamos que os sea de gran ayuda.
sábado, 15 de octubre de 2016
jueves, 13 de octubre de 2016
Fiesta nacional francesa
¡Hola a todos! ¡Tenemos muchas sorpresas preparadas!
¿Os gustan las fiestas, no? Pues de eso va nuestra entrada de hoy, de la fiesta más importante de nuestro país vecino y toda su historia. Tomad nota.
La festividad más importante de Francia es el día 14 de julio, cuando se conmemora el comienzo de la Revolución Francesa y la toma de la Bastilla en el año 1789.
En 1880, la Tercera República instauró en Francia la fiesta nacional del 14 de julio, en recuerdo de la toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789. Esta conmemoración, cuyo objetivo es reunir a los franceses bajo el símbolo de su bandera, se ha convertido en una fiesta popular que asegura su perennidad.
El 21 de mayo de 1880, un diputado por París, lanzó el proyecto de ley La República adopta como día festivo nacional anual el 14 de julio”. La propuesta fue adoptada por el Parlamento el 8 de junio, y confirmada por el Senado el 29 de junio. Esta ley quedó promulgada el 6 de julio, cuando el ministro de interior ya había formado una comisión responsable de decidir el programa de la jornada, para que la fiesta adquiriera un carácter nacional ya en su primera convocatoria. Así, se impulsaron en toda Francia celebraciones laicas en escuelas, inauguraciones de estatuas republicanas, reparto de víveres a los indigentes, iluminaciones, campanas y un gran desfile de tropas. La participación del Ejército debía reunir a todos los afligidos por la pérdida de Alsacia y Lorena, tras el desastre de Sedán, que supuso la capitulación del Ejército francés ante Prusia en 1870.
Durante los primeros años y las primeras celebraciones de esta festividad, las ciudades más conservadoras, por supuesto, gruñían y no estaban nada conformes con la idea de celebrar una ideología laica y republicana, que obviamente rechazaban. Los franceses monárquicos y católicos consideraban la Revolución como una villanía a la historia, y para ellos el 14 de julio de 1789 suponía más un drama que una epopeya. Rechazaban y se negaban a ver en esta fecha la conquista de la libertad y de la emancipación cívica. Y para ellos, los desfiles triunfales que recorrían las calles de la
capital en la tarde de la rendición de la fortaleza de la Bastilla, símbolo de la arbitrariedad real solo representaban una reunión entre agitadores. Sin embargo, esta perspectiva quedó muy reducida con el tiempo, debido a la referencia implícita al 14 de junio de 1790, que hacen referencia a este día como jornada patriótica, y por ello también de sus oponentes.
En mayo de 1878 un fiel republicano lanzó durante una conferencia ante 4.000 personas las siguientes palabras: “el pueblo francés fue libre el 14 de julio de 1789. Pero, ¿cuándo la gloria de nuestros padres fue grande? El 14 de julio de 1790, en el campo de Marte. Fue entonces cuando se fundó la nación francesa”.
La fiesta de la Federación del 14 de julio de 1790 resultó ser un gran movimiento de fraternización. En París, el campo de Marte se convirtió en un gran anfiteatro, dominado
por el altar de la patria, levantado en un terraplén para acoger junto a los 14.000 federados procedentes de toda Francia, una multitud estimada en 14.000 personas. Después de la misa, celebrada sobre el altar de la patria, La Fayette, héroe de la guerra de la independencia de Estados Unidos, prestó sermón en nombre de los federados, uniendo a los franceses entre ellos y con su rey para defender la libertad, la constitución y la ley; después el rey juró su respeto a la constitución decretado por el Parlamento. En las provincias, este pacto de federación fue pronunciado al unísono por todos sus
habitantes, reunidos por iniciativa de los municipios. Los ciudadanos se apropiaron de su fiesta en un único impulso de patriotismo. La unidad nacional ya no solo era un concepto, sino la realidad, que hechos sangrantes como la ejecución de Luis XVI en 1793 fragilizaron durante largos años.
El 14 de julio de 1880 debía ser el día de la exaltación patriótica gala, con la entrega, retrasada desde hacía años, de la bandera a los nuevos regímenes. El trauma que supuso la pérdida de los símbolos en el frente prusiano de 1870 solo podía curarse con una fiesta de gran simbolismo. Así es como esta primera edición de la fiesta nacional pretendía asegurar la cohesión nacional y restablecer la potencia militar de Francia, apoyándose en la memoria colectiva. Fue además el momento a partir del cual se dio verdadera importancia a la Mariana, el símbolo femenino de la República. Bustos de Mariana se alzaron en los lugares públicos, y los ciudadanos tuvieron acceso en los quioscos a litografías que la representaban con el gorro frigio (símbolo de la libertad conquistada por el pueblo) y envuelta en la bandera tricolor o rodeada de varias banderas (símbolo de la nación triunfadora). La exaltación patriótica en una esperanza común ganó muy rápidamente al gris reencuentro colectivo en las arterias iluminadas, bailes públicos y fuegos artificiales. Ciudadanos urbanos y rurales participaron con igual fervor en aquel 14 de julio festivo, los primeros con oportunidades de diversión muy variadas, los segundos con su entusiasmo y un ambiente fraternal animado por el trabajo de la tierra. El 14 de julio de 1919, fue testigo del desfile de Victoria, primer desfile del ejército posterior a la Segunda Guerra Mundial que tantos males y tantas bajas causó a Francia. El carácter republicano y lúdico define desde entonces la celebración del 14 de julio incluso ahora en el siglo XXI. El desfile de las tropas ante el jefe de Estado, es retransmitido en directo en televisión y actualmente puede verse en toda Europa y es uno de los mayores ejemplos de unión de un país que podemos encontrar. Moviliza a los telespectadores de todas las edades, y se organizan pequeños bailes que con pequeñas orquestas que atraen a todos los públicos, provocando que todos y cada uno de los habitantes de la capital francesas sean partícipes de esta festividad.
Todas las festividades de todos los países de Europa y del mundo provocan recuerdos y la exaltación de momentos y sucesos importantes en los que se ha alcanzado un derecho tan importante como puede ser la libertad o se ha dado un paso más hacia la igualdad, pero en Francia, el 14 de julio significa la unión de toda la población de una manera que, por contraste, aquí en España no ocurre.
Aquí tenéis un increíble vídeo de este desfile. Para que disfrutéis.
¿Os gustan las fiestas, no? Pues de eso va nuestra entrada de hoy, de la fiesta más importante de nuestro país vecino y toda su historia. Tomad nota.
La festividad más importante de Francia es el día 14 de julio, cuando se conmemora el comienzo de la Revolución Francesa y la toma de la Bastilla en el año 1789.
En 1880, la Tercera República instauró en Francia la fiesta nacional del 14 de julio, en recuerdo de la toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789. Esta conmemoración, cuyo objetivo es reunir a los franceses bajo el símbolo de su bandera, se ha convertido en una fiesta popular que asegura su perennidad.
El 21 de mayo de 1880, un diputado por París, lanzó el proyecto de ley La República adopta como día festivo nacional anual el 14 de julio”. La propuesta fue adoptada por el Parlamento el 8 de junio, y confirmada por el Senado el 29 de junio. Esta ley quedó promulgada el 6 de julio, cuando el ministro de interior ya había formado una comisión responsable de decidir el programa de la jornada, para que la fiesta adquiriera un carácter nacional ya en su primera convocatoria. Así, se impulsaron en toda Francia celebraciones laicas en escuelas, inauguraciones de estatuas republicanas, reparto de víveres a los indigentes, iluminaciones, campanas y un gran desfile de tropas. La participación del Ejército debía reunir a todos los afligidos por la pérdida de Alsacia y Lorena, tras el desastre de Sedán, que supuso la capitulación del Ejército francés ante Prusia en 1870.
Durante los primeros años y las primeras celebraciones de esta festividad, las ciudades más conservadoras, por supuesto, gruñían y no estaban nada conformes con la idea de celebrar una ideología laica y republicana, que obviamente rechazaban. Los franceses monárquicos y católicos consideraban la Revolución como una villanía a la historia, y para ellos el 14 de julio de 1789 suponía más un drama que una epopeya. Rechazaban y se negaban a ver en esta fecha la conquista de la libertad y de la emancipación cívica. Y para ellos, los desfiles triunfales que recorrían las calles de la
capital en la tarde de la rendición de la fortaleza de la Bastilla, símbolo de la arbitrariedad real solo representaban una reunión entre agitadores. Sin embargo, esta perspectiva quedó muy reducida con el tiempo, debido a la referencia implícita al 14 de junio de 1790, que hacen referencia a este día como jornada patriótica, y por ello también de sus oponentes.
En mayo de 1878 un fiel republicano lanzó durante una conferencia ante 4.000 personas las siguientes palabras: “el pueblo francés fue libre el 14 de julio de 1789. Pero, ¿cuándo la gloria de nuestros padres fue grande? El 14 de julio de 1790, en el campo de Marte. Fue entonces cuando se fundó la nación francesa”.
La fiesta de la Federación del 14 de julio de 1790 resultó ser un gran movimiento de fraternización. En París, el campo de Marte se convirtió en un gran anfiteatro, dominado
por el altar de la patria, levantado en un terraplén para acoger junto a los 14.000 federados procedentes de toda Francia, una multitud estimada en 14.000 personas. Después de la misa, celebrada sobre el altar de la patria, La Fayette, héroe de la guerra de la independencia de Estados Unidos, prestó sermón en nombre de los federados, uniendo a los franceses entre ellos y con su rey para defender la libertad, la constitución y la ley; después el rey juró su respeto a la constitución decretado por el Parlamento. En las provincias, este pacto de federación fue pronunciado al unísono por todos sus
habitantes, reunidos por iniciativa de los municipios. Los ciudadanos se apropiaron de su fiesta en un único impulso de patriotismo. La unidad nacional ya no solo era un concepto, sino la realidad, que hechos sangrantes como la ejecución de Luis XVI en 1793 fragilizaron durante largos años.
El 14 de julio de 1880 debía ser el día de la exaltación patriótica gala, con la entrega, retrasada desde hacía años, de la bandera a los nuevos regímenes. El trauma que supuso la pérdida de los símbolos en el frente prusiano de 1870 solo podía curarse con una fiesta de gran simbolismo. Así es como esta primera edición de la fiesta nacional pretendía asegurar la cohesión nacional y restablecer la potencia militar de Francia, apoyándose en la memoria colectiva. Fue además el momento a partir del cual se dio verdadera importancia a la Mariana, el símbolo femenino de la República. Bustos de Mariana se alzaron en los lugares públicos, y los ciudadanos tuvieron acceso en los quioscos a litografías que la representaban con el gorro frigio (símbolo de la libertad conquistada por el pueblo) y envuelta en la bandera tricolor o rodeada de varias banderas (símbolo de la nación triunfadora). La exaltación patriótica en una esperanza común ganó muy rápidamente al gris reencuentro colectivo en las arterias iluminadas, bailes públicos y fuegos artificiales. Ciudadanos urbanos y rurales participaron con igual fervor en aquel 14 de julio festivo, los primeros con oportunidades de diversión muy variadas, los segundos con su entusiasmo y un ambiente fraternal animado por el trabajo de la tierra. El 14 de julio de 1919, fue testigo del desfile de Victoria, primer desfile del ejército posterior a la Segunda Guerra Mundial que tantos males y tantas bajas causó a Francia. El carácter republicano y lúdico define desde entonces la celebración del 14 de julio incluso ahora en el siglo XXI. El desfile de las tropas ante el jefe de Estado, es retransmitido en directo en televisión y actualmente puede verse en toda Europa y es uno de los mayores ejemplos de unión de un país que podemos encontrar. Moviliza a los telespectadores de todas las edades, y se organizan pequeños bailes que con pequeñas orquestas que atraen a todos los públicos, provocando que todos y cada uno de los habitantes de la capital francesas sean partícipes de esta festividad.
Todas las festividades de todos los países de Europa y del mundo provocan recuerdos y la exaltación de momentos y sucesos importantes en los que se ha alcanzado un derecho tan importante como puede ser la libertad o se ha dado un paso más hacia la igualdad, pero en Francia, el 14 de julio significa la unión de toda la población de una manera que, por contraste, aquí en España no ocurre.
Aquí tenéis un increíble vídeo de este desfile. Para que disfrutéis.
Mitos franceses
¡Buenas noches, amigos!
Es época de películas de miedo, queda poco para Halloween y a nosotros nos gusta estar al día. Así que vamos a entreteneros con unos cuantos mitos franceses. Tenemos de todo, ¿qué os pensábais?
Al igual que en el resto de culturas de todo el mundo, en Francia también existen mitos y leyendas que a lo largo de los años han sido utilizados para asustar a la gente o para conseguir que los niños pequeños se fueran de una vez por todas a dormir sin rechistar.
Uno de los mitos franceses que he encontrado y, quizá, el más famoso, es el de la Bestia de Gévaudan.
La leyenda cuenta que entre 1764 y 1767, más de 120 personas, casi todas mujeres y niños, fueron asesinadas a dentelladas por una bestia misteriosa. Este suceso ocurrió en la región montañosa del Gévaudan que se encuentra en el centro de Francia, y nadie logró resolver el enigma a pesar de las numerosas batidas que realizaron los cazadores y de las cuantiosas recompensas que ofrecía el rey en ese momento, Luis XV, que vio quebrantada su autoridad. El monarca, alarmado por la gran cantidad de víctimas, envió a la élite del ejército real para acabar con la bestia que era descrita casi del tamaño de un caballo pero mucho más rápida y ágil. Otras descripciones decían que era como un enorme lobo de aspecto muy extraño, con el lomo rayado y una línea negra que le recorría desde el cuello hasta la cola y con unas fauces desmesuradas. Fue asesinado un gran número de lobos con lo que las muertes no cesaban pero, finalmente, mataron a la bestia y la leyenda cuenta que fue abatida con una bala de plata hecha tras fundir una medalla de la virgen. El monstruo fue llevado ante el Rey, más tarde fue embalsamado y años después sus restos desaparecieron. Era algo parecido a un lobo gigantesco de fauces enormes.
La bestia de Gévaudan pasó a formar parte de la mitología de Francia, de la misma manera que el monstruo de Lago Ness para los escoceses y su leyenda es muy utilizada para asustar a los niños que no quieren dormir. Así, les dicen que como no duerman, vendrá la Bestia de Gévaudan y se los comerá.
La siguiente leyenda francesa es la del niño lobo. Si nos hablan de hombres lobo, ¿en qué pensamos? Seguramente a la mayoría los vienen a la cabeza todas esas series y películas americanas, tipo Crepúsculo, de vampiros, hombres lobo y demás criaturas fantásticas, que se pusieron tan de moda hace unos años y que nos pueden llevar a pensar que el origen de todos estos seres mitológicos, puede encontrarse en Estados Unidos. Sin embargo, lo cierto es que tanto los vampiros, de Transilvania en Rumanía, como los hombres lobo, son de origen europeo. Aquí vamos a hablar del Niño Lobo francés, llamado realmente Jean Grenier. Esta leyenda es del año 1604 y cuenta que Jean Grenier iba caminando por el bosque cuando un señor le dio una piel de lobo que era mágica. Cuando se la probaba, Jean se convertía en un niño lobo y decía que le daba inmortalidad a la vez que lo convertía en un niño hambriento, feroz y cruel, y a si se pasaba los días yendo al bosque para comer. Un día que llevaba la piel puesta, se encontró a un pequeño niño granjero y asustado por si lo descubría, Jean le atacó. Desde ese día cogió miedo de sí mismo y decidió ir a denunciarse pero su denuncia no fue escuchada y creyeron que su relato había sido la invención de un niño con mucha imaginación.. Por segunda vez, fue a denunciarse y esta vez sí que lo escucharon, ya que la hija del alcalde aseguraba haberlo visto en su transformación de niño a lobo. Jean Grenier fue encerrado en un reformatorio hasta el año 1611, año en el que la leyenda cuenta que fue decapitado. Y por esta leyenda, es por la que como he comentado anteriormente, seguramente el hombre lobo es europeo y más concretamente francés, porque este, posiblemente, fue el origen de todos los mitos de hombres lobo.
¿Os gustan los mitos? Pues aquí os dejamos un enlace de una página en la que podréis encontrar más mitos típicos franceses como los anteriores.
¡Esperamos que los disfrutéis!
http://www.escalofrio.com/n/Hombres_Lobo/La_Bestia_de_Gevaudan/La_Bestia_de_Gevaudan.php
http://cuentodeterror.org/los-mitos-de-los-franceses/
http://tareasinvestigacionesescolares.blogspot.com.es/2015/10/mitos-y-leyendas-de-francia-y-espana_27.html
Es época de películas de miedo, queda poco para Halloween y a nosotros nos gusta estar al día. Así que vamos a entreteneros con unos cuantos mitos franceses. Tenemos de todo, ¿qué os pensábais?
Al igual que en el resto de culturas de todo el mundo, en Francia también existen mitos y leyendas que a lo largo de los años han sido utilizados para asustar a la gente o para conseguir que los niños pequeños se fueran de una vez por todas a dormir sin rechistar.
Uno de los mitos franceses que he encontrado y, quizá, el más famoso, es el de la Bestia de Gévaudan.
La leyenda cuenta que entre 1764 y 1767, más de 120 personas, casi todas mujeres y niños, fueron asesinadas a dentelladas por una bestia misteriosa. Este suceso ocurrió en la región montañosa del Gévaudan que se encuentra en el centro de Francia, y nadie logró resolver el enigma a pesar de las numerosas batidas que realizaron los cazadores y de las cuantiosas recompensas que ofrecía el rey en ese momento, Luis XV, que vio quebrantada su autoridad. El monarca, alarmado por la gran cantidad de víctimas, envió a la élite del ejército real para acabar con la bestia que era descrita casi del tamaño de un caballo pero mucho más rápida y ágil. Otras descripciones decían que era como un enorme lobo de aspecto muy extraño, con el lomo rayado y una línea negra que le recorría desde el cuello hasta la cola y con unas fauces desmesuradas. Fue asesinado un gran número de lobos con lo que las muertes no cesaban pero, finalmente, mataron a la bestia y la leyenda cuenta que fue abatida con una bala de plata hecha tras fundir una medalla de la virgen. El monstruo fue llevado ante el Rey, más tarde fue embalsamado y años después sus restos desaparecieron. Era algo parecido a un lobo gigantesco de fauces enormes.
La bestia de Gévaudan pasó a formar parte de la mitología de Francia, de la misma manera que el monstruo de Lago Ness para los escoceses y su leyenda es muy utilizada para asustar a los niños que no quieren dormir. Así, les dicen que como no duerman, vendrá la Bestia de Gévaudan y se los comerá.
La siguiente leyenda francesa es la del niño lobo. Si nos hablan de hombres lobo, ¿en qué pensamos? Seguramente a la mayoría los vienen a la cabeza todas esas series y películas americanas, tipo Crepúsculo, de vampiros, hombres lobo y demás criaturas fantásticas, que se pusieron tan de moda hace unos años y que nos pueden llevar a pensar que el origen de todos estos seres mitológicos, puede encontrarse en Estados Unidos. Sin embargo, lo cierto es que tanto los vampiros, de Transilvania en Rumanía, como los hombres lobo, son de origen europeo. Aquí vamos a hablar del Niño Lobo francés, llamado realmente Jean Grenier. Esta leyenda es del año 1604 y cuenta que Jean Grenier iba caminando por el bosque cuando un señor le dio una piel de lobo que era mágica. Cuando se la probaba, Jean se convertía en un niño lobo y decía que le daba inmortalidad a la vez que lo convertía en un niño hambriento, feroz y cruel, y a si se pasaba los días yendo al bosque para comer. Un día que llevaba la piel puesta, se encontró a un pequeño niño granjero y asustado por si lo descubría, Jean le atacó. Desde ese día cogió miedo de sí mismo y decidió ir a denunciarse pero su denuncia no fue escuchada y creyeron que su relato había sido la invención de un niño con mucha imaginación.. Por segunda vez, fue a denunciarse y esta vez sí que lo escucharon, ya que la hija del alcalde aseguraba haberlo visto en su transformación de niño a lobo. Jean Grenier fue encerrado en un reformatorio hasta el año 1611, año en el que la leyenda cuenta que fue decapitado. Y por esta leyenda, es por la que como he comentado anteriormente, seguramente el hombre lobo es europeo y más concretamente francés, porque este, posiblemente, fue el origen de todos los mitos de hombres lobo.
¿Os gustan los mitos? Pues aquí os dejamos un enlace de una página en la que podréis encontrar más mitos típicos franceses como los anteriores.
¡Esperamos que los disfrutéis!
http://www.escalofrio.com/n/Hombres_Lobo/La_Bestia_de_Gevaudan/La_Bestia_de_Gevaudan.php
http://cuentodeterror.org/los-mitos-de-los-franceses/
http://tareasinvestigacionesescolares.blogspot.com.es/2015/10/mitos-y-leyendas-de-francia-y-espana_27.html
Introduciéndonos en el tema
¡Buenos días, compañeros!
En la entrada de hoy vamos a introducirnos en el tema que, en la entrada anterior, os dijimos que iba a ocuparnos a lo largo de este blog. ¿Estáis preparados? Pues... ¡COMENZAMOS!
Francia es un país europeo que como todos sabemos es nuestro vecino por el noreste.
La cordillera de los Pirineos es lo único que nos separa de este país tan antiguo y
rico.
Al igual que España, fue un país conquistado por los Romanos en la época del Gran
Imperio.
Pero anteriormente era un territorio habitado por los Celtas y los musulmanes, que
conquistaron nuestra península, no llegaron nunca a pisar tierras francesas.
Si echamos la vista hacia el pasado para poder situar el comienzo de la historia de
Francia, encontramos la primera fecha en el año 843, año en el que se firmó el Tratado
de Verdún. Esto es que a la muerte de Carlomagno se dividió el Imperio Carolingio y
fue repartido entre sus nietos y el territorio que pasó a ser la Francia occidental coincide
con gran parte del actual territorio de Francia.
Desde esa fecha, se han ido sucediendo los hechos y personajes que desde Juana de
Arco pasando por Luis XVI, Napoleón y Luis Napoleón Bonaparte y el General De
Gaulle hasta los últimos presidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande, han formado
parte de la historia de Francia que ha llegado hasta nuestros días y que, por fortuna,
podemos conocer e investigar a fondo.
¿Tenéis ganas de saber algo más de la sociedad francesa actual? No tenéis más que pinchar en la página que hemos creado esta misma mañana para vosotros.
Seguiremos contándoos cosas interesantes. ¡Un saludo!
En la entrada de hoy vamos a introducirnos en el tema que, en la entrada anterior, os dijimos que iba a ocuparnos a lo largo de este blog. ¿Estáis preparados? Pues... ¡COMENZAMOS!
Francia es un país europeo que como todos sabemos es nuestro vecino por el noreste.
La cordillera de los Pirineos es lo único que nos separa de este país tan antiguo y
rico.
Al igual que España, fue un país conquistado por los Romanos en la época del Gran
Imperio.
Pero anteriormente era un territorio habitado por los Celtas y los musulmanes, que
conquistaron nuestra península, no llegaron nunca a pisar tierras francesas.
Si echamos la vista hacia el pasado para poder situar el comienzo de la historia de
Francia, encontramos la primera fecha en el año 843, año en el que se firmó el Tratado
de Verdún. Esto es que a la muerte de Carlomagno se dividió el Imperio Carolingio y
fue repartido entre sus nietos y el territorio que pasó a ser la Francia occidental coincide
con gran parte del actual territorio de Francia.
Desde esa fecha, se han ido sucediendo los hechos y personajes que desde Juana de
Arco pasando por Luis XVI, Napoleón y Luis Napoleón Bonaparte y el General De
Gaulle hasta los últimos presidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande, han formado
parte de la historia de Francia que ha llegado hasta nuestros días y que, por fortuna,
podemos conocer e investigar a fondo.
¿Tenéis ganas de saber algo más de la sociedad francesa actual? No tenéis más que pinchar en la página que hemos creado esta misma mañana para vosotros.
Seguiremos contándoos cosas interesantes. ¡Un saludo!
martes, 11 de octubre de 2016
Bienvenida
¡Bienvenidos, curiosos lectores!
Hoy es el primer día de este blog con el que vamos a introducirnos en la cultura de la sociedad francesa.
Aquí os vamos a hablar, por ejemplo, de las fiestas nacionales de Francia, de su diversidad racial, de sus símbolos más característicos o de las costumbres más habituales de sus habitantes.
Hemos comenzado a escribir este blog porque como traductores que somos, a parte de dominar las lenguas con las que trabajamos, necesitamos conocer a fondo la cultura de los países en los que se hablan dichas lenguas. Por eso, a lo largo de todas las entradas y páginas que publicaremos de ahora en adelante, realizaremos un maravilloso y enriquecedor viaje por el país galo que nos servirá para convertirnos en unos completos expertos en el tema.
Esperamos que disfrutéis mucho leyéndonos y que nuestras publicaciones os resulten interesantes y sobre todo de utilidad.
¡Un gran saludo, amigos!
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