Hay dos aspectos que ya hemos tratado o en bien en las entradas o en alguna de las páginas, que nos gustaría relacionar con la actualidad en Francia.
Uno de ellos es el tema que comentamos en una de nuestras primeras entradas, la inmigración. Ya sabemos que Francia es un país que cuenta con mucha inmigración y que gran parte de su población es de origen africano o asiático. Debido a los últimos acontecimientos que han tenido lugar en el país galo, esta población se ha visto afectada y rechazada por gran parte de la comunidad europea. Explicamos. El 13 de noviembre de este año, 2015, terroristas yihadistas llevaron a cabo una serie de atentados que acabaron con la vida de más de cien personas en París. Toda Francia y toda Europa enseguida se sintieron conmocionadas y mostraron su apoyo a las víctimas y sus familiares, pero un sector de esta población, quizá incluso sin darse cuenta, cada vez que, a partir de este momento, se ha cruzado con alguna persona de religión musulmana y de raza musulmana, ha sentido rechazo.
Con estos sucesos entra en relación también el himno de Francia, la Marsellesa.
Todos los que vimos la televisión los días posteriores al terrible atentado, fuimos testigos de como en el estadio de fútbol de París, cuando los aficionados estaban siendo evacuados debido a la amenaza terrorista, comenzaron a cantar el himno. Nos llama personalmente la atención este dato porque aquí en España, ciertos símbolos como el himno tienden a relacionarse con una cierta facción política e incluso en estadios de fútbol de nuestro propio país, ciudadanos españoles han pitado el himno.
Podríamos hablar de la unión de los franceses o del amor hacia sus símbolos pero lo cierto es que en casi todos los países europeos, el himno es algo sagrado, respetado y cantado en multitud de ocasiones viéndose solo como un signo de orgullo. Quizá es un problema nuestro, de los españoles, que no nos sentimos realmente unidos por un himno que, sin letra, no consigue actuar como actúan por ejemplo el himno inglés en Inglaterra o la propia Marsellesa.
Todos y cada uno de los aficionados que allí se encontraban lo cantaron como símbolo de unión y de fuerza y como mensaje, quizá, para los atacantes: estamos juntos, no os tenemos miedo, somos franceses, somos uno solo. En este estadio había franceses tanto con rasgos caucásicos como con rasgos africanos o asiáticos. Había franceses con ascendencia europea y franceses con ascendencia argelina, marroquí, turca… A pesar de las diferencias, para todos ellos, el himno actuó como símbolo de unión.
Este es un ejemplo de tantos. Desde los atentados, en numerosos lugares hemos podido ver cómo la gente se detenía a cantar el himno, en el congreso de los diputados, en plazas, en calles. Toda la población francesa bajo el símbolo de la Marsellesa, un canto que aunque un poco sangriento y revolucionario es, sobre todo, un canto a la libertad, a la fuerza del pueblo y al respeto, ha cantado contra unos sucesos terribles que marcarán un antes y un después en la historia de Francia y de Europa y que quedará siempre en la retina de los que lo hemos vivido y en la memoria de una población unida.
Dicen que las comparaciones son odiosas y puede que sea un tópico pero, en este caso, si nos comparamos con Francia y su actitud en cuanto en tanto a los símbolos del país o por ejemplo la festividad del 14 de julio en el país vecino y el día de la Hispanidad en nuestro país, tenemos mucho que envidiarles y quizá, mucho de lo que aprender.
En Francia los símbolos unen. Aquí en España, los símbolos separan. Aquí adjuntamos el enlace del momento concreto que hemos descrito antes:
https://www.youtube.com/watch?v=ORx_KZ7KBVA
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